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  • Foto del escritorNATHALIE TACCHINO

Ntrevistas: Adrián Rubiños, heredero de una olímpica

“De tal palo, tal astilla”. A pesar de su corta edad, Adrián piensa en grande: ser el mejor del mundo y superar a su maestra Marisol Espineira, última tenimesista peruana en clasificar a unos Juegos Olímpicos. Por: Nathalie Tacchino Publicado en: Perú Deportes - enero/febrero 2017


Tenía sólo 5 años cuando se acercó, por primera vez, a una mesa de ping pong. Adrián Rubiños soltaba por un rato aquella inseparable pelota de fútbol que todo niño tiene al lado, arrastrado por la curiosidad de probar un deporte que lucía –desde donde peloteaba todos los domingos- original y divertido. Sin dudar -aun nervioso- avanzó, junto a su mamá, hacia el centro de juego. “¿Puedo?” - preguntó tímidamente. El consecuente “no“, sutil pero inesperado, vendría por parte de -nada más ni nada menos- la olímpica, Marisol Espineira. Ella, a cargo de la academia de tenis de mesa del Polideportivo de Limatambo desde sus inicios, avistaba que Adrián no llegaba ni al borde de la mesa. “Es muy chiquito aún para jugar y podría golpearse” – elucidaba la entrenadora a su mamá. “Vuelvan el próximo año” – añadiría. Lejos de una posible resignación, así lo hicieron, y la primera enseñanza que recibiría Adrián a sus 6 –recién cumplidos- años, sería quitar, para siempre, la palabra “ping pong” de su vocabulario. “Bienvenido, pero esto no es ping pong, esto es << tenis de mesa >>”.  

Hoy, se ríen cómplices al recordar aquella anécdota inaugural, típica escena de historias prometedoras. “Si algo te gusta, si algo quieres de verdad, ante un “no” tienes que insistir, tienes que seguir intentándolo hasta que se dé”, resalta con los ojos estrellados, rebalsados de orgullo, Marisol, entrenadora desde hace 21 años, formadora –también- del campeón sudamericano absoluto, Diego Rodríguez, y laureada tenimesista, ocho veces consecutivas campeona nacional, cinco veces medallista bolivariana, campeona latinoamericana en dobles, representante peruana en dos Juegos Panamericanos y en unos Juegos Olímpicos, los de Atenas 2004. Luego de ella, ningún tenimesista peruano ha vuelto a pisar una justa olímpica. Y su objetivo es tan claro como el diamante más puro: “Sería lindo que uno de mis jugadores rompiera esa sequía”.


Adrián, lo sueña también. No sólo eso. A sus actuales 12 años, proclama al viento –decidido- que quiere ser campeón mundial y olímpico. Y va por buen camino. Al día de hoy, tiene ya dos medallas de oro sudamericanas y una de bronce conseguida en el último Latinoamericano realizado en Lima. Igual, debe seguir, debe mejorar, debe superarse. En el Perú, con respecto a los países de la región, y qué decir del resto del mundo, el deporte –aún- es incipiente. Por tal motivo, desde enero del 2016, y con financiamiento netamente familiar, Adrián entrena dos temporadas al año –de tres meses cada una- en Alemania, en el Amsir Center de Leipzig, con el fin de subir su nivel y seguir cosechando triunfos para su país. A su corta edad, sabe el significado de “sacrificio”: entrena ocho horas diarias, divididas en tres sesiones. Para todo esto, tuvo que dejar el colegio presencial debido a la falta de facilidades que le ofrecían, optando por uno a distancia. Y le va muy bien, para qué.


Dime con quién paras y te diré quién eres. El destino hizo que Adrián y Marisol se cruzaran y formaran un equipo de éxito, pero ante todo de respeto, de disciplina, de objetivos firmes, de admiración, de inmensurable pasión por el tenis de mesa y de un amor incondicional a la camiseta. Pues, para ser un verdadero campeón no sólo se necesita talento, qué va. Se necesita harto corazón, mucha humildad y creer –a ciegas- en uno mismo, sobre todo, para cuantas veces te digan que “no”. N: ¿Qué es lo que más te gusta de entrenar tenis de mesa?

ADRIÁN: El esfuerzo que se hace diariamente para mejorar.

N: ¿Cómo es entrenar con Marisol?

ADRIÁN: Es muy bueno porque me motiva mucho y me enseña todo lo que sabe y lo que ha aprendido a lo largo de su carrera. Es un gran orgullo que sea mi entrenadora.

N: ¿Cuáles son las enseñanzas más importantes que has aprendido de ella?

ADRIÁN: A ser constante, disciplinado, respetar al rival y nunca rendirme luchando punto a punto.

N: ¿Cuáles son tus mayores objetivos como deportista?

ADRIÁN: Quiero ser campeón mundial y campeón olímpico de tenis de mesa.

N: ¿Cómo te describirías?

ADRIÁN: Soy una persona que se esfuerza mucho por conseguir sus objetivos sacrificando muchas horas de diversión.

N: ¿Tienes algún hobby fuera del tenis de mesa?

ADRIÁN: Sí, pintar y tocar violín.

N: ¿A quiénes admiras?

ADRIÁN: A los tenimesistas chinos Fan Zhendong y Xu Xin, y a nivel local, a mi entrenadora Marisol Espineira y a Diego Rodríguez.


Habla Marisol

N: ¿Qué cualidades te sorprendieron de Adrián al verlo jugar por primera vez?

MARISOL: Su atención-concentración, la soltura y suavidad al momento de pegar a la pelota. Ahí me di cuenta que tenía delante a mi otro talento.

N: ¿Qué lo diferencia de los demás jugadores?

MARISOL: Es un jugador que tiene mucho talento para este deporte, es un chico que siempre está dispuesto a entrenar y a aprender lo que uno le transmite. Además, tiene mucha disciplina.

N: ¿Dónde ves a Adrián en un futuro?

MARISOL: El sueño y la meta de cualquier entrenador es que sus pupilos lleguen más allá de donde uno mismo llegó. Creo que siempre peco de ambiciosa, pero lo veo triunfar, paso a paso, primero en Sudamérica, Latinoamérica y luego más allá. Eso también lo sentía con Diego Rodríguez. Estoy segura que los dos, cada uno en su tiempo, le darán muchas más preseas a nuestro país.

N: ¿Cómo influencia el ser jugadora en tu profesión de entrenadora?

MARISOL: El ser jugadora durante tantos años, haber estudiado una carrera vinculada al deporte y haber pasado por muchas situaciones, me ayudan a la hora de conversar con mis alumnos, de saber cómo se están sintiendo en cada momento de la competencia y de los entrenamientos.

N: ¿Qué tratas de transmitirle a tus alumnos?

MARISOL: Lo primero es la disciplina, la misma que me enseñaron a tener. Sin ella, ni el mejor de los jugadores podrá conseguir sus metas. También es muy importante la humildad. No hay nada más admirable que ver a un campeón siendo humilde y respetuoso con sus rivales.

N: ¿Cómo es la relación de entrenadora-alumno con Adrián?

MARISOL: Es una relación muy bonita y respetuosa. Él y todos mis alumnos saben que pueden contar conmigo en cualquier momento. Podemos hacer bromas, pero a la hora del entrenamiento saben que me transformo (risas).

N: ¿Adrián, qué significa para ti?

MARISOL: Adrián representa un orgullo, representa una satisfacción mirar cómo día a día mejora, hasta que llegan los triunfos. Esto me obliga a dar lo mejor de mí y me ayuda a ser mejor persona y entrenadora.


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